viernes, 28 de noviembre de 2008

Yo tenía una granja...

El pasado fin de semana, del 21 al 23 de noviembre -ya sé que voy con retraso-, decidimos alquilar un coche y dirigirnos hacia Cameron Highlands, hogar de las famosas plantaciones de té.  El camino no fue fácil: más de 4 horas de conducción nocturna, por el lado izquierdo de la carretera, a través de carreteras de mala muerte -una vez abandonada la autopista- sin señalización y con más curvas que Beyoncé.  Ni que decir que los canales de radio malaya no aportaron gran cosa al viaje, excepto que nunca había sido tan feliz de escuchar "La Bamba" después de los truñacos de canciones que nos tuvimos que tragar.  Pero, tras equivocarnos 2 veces de camino, llegamos a la Father's Guest House, que es donde Luis y yo nos alojamos.

Luis
A que engaña, ¿eh?.  Pues ésa es la zona donde dormían los ricos!  Nosotros, pobres becarios, nos alojamos en las cabañas de aluminio xDDDDD

Moi
xDDDDD Por 4€ por cabeza la noche, tampoco se puede pedir mucho más a la vida ;) Según mi guía, era EL lugar donde alojarse -para mochileros, claro-.  Principalmente por las espectaculares vistas sobre las highlands, y por el ambiente de gente joven trotamundos que se respiraba ^_^    Estaba todo limpio: las habitaciones no tenían formas de vida no humanas, y los baños... compartidos.  

Camino a los baños
La unión hace la fuerza!  Eso sí, ducharse cuando se te está helando el culo en unos baños exteriores... cuando me metí en esa ducha y me desnudé para lavarme, juro que creí que estaba en Auschwitz.  Menos mal que Luis estaba fuera lavándose los dientes y cuando me escuchó decirlo ya nos entró el ataque de risa xDDD

Luis
El único reparo fue que nuestras cabañas no tenían calefacción -algo que nunca creí necesitar en Malasia- pero a esa altitud la temperatura cae por la noche y bastante... Doble manta y una sudadera fue el remedio infalible contra los elementos ^_^ 

Así que al día siguiente, calentitos y bien dormidos, nos levantamos para desayunar y coger fuerzas para subir la montaña.  En Cameron Highlands hay muchas rutas para todos los niveles.  Nosotros, intrépidos, decidimos coger una de las peores, la ruta #10.  Así nos fue... Tardamos más de media hora sólo en encontrar el comienzo de la ruta, pero es que en este país no ponen señalizaciones para na-da.  ¡¿A quién se le va a ocurrir que hay que atravesar una casa particular para llegar al comienzo de una ruta?!.  Whatever... Hora y media de subida.  Hora y media por 'caminos', amagos de caminos, escaleras, raíces, rocas...

Luis
Una sudada de espanto.  Decidimos inmortalizar el momento: Luis haciéndose el digno, yo expresando el verdadero sentimiento de ese gran y agónico momento... xDDDDD

El digno & la muerte
Todo, todo! Con tal de llegar hasta la cima, superar el reto y sobrevivir.  Todo, por las vistas de las Cameron Highlands...

Cameron Highlands
Y tras coronar, se suponía que el camino seguí hasta un poblado próximo, pero ni nosotros, ni una pareja que llegó a la cima con nosotros, fuimos capaces de encontrarlo.  Conclusión: hubo que innovar y buscar una ruta alternativa por algo que rezamos que fuese un camino de vuelta a la civilización.  1 hora atravesando caminos borrados por los corrimientos de tierras, rocas, barro... y aguantando a Luis decir cada 3 minutos: "Dateprisaquevaallover".  Yo tenía mi chubasquero, él su paraguas.  A mí me daba igual que lloviera, a él descender una montaña sujetando un paraguas no era su situación ideal xD Total, que cuando volvimos a ver el asfalto sin que hubiese comenzado la dichosa lluvia, tuve que presenciar este patético momento... ¬_¬

El patético
Todavía nos quedaba más de media hora de caminata por la carretera hasta regresar a Tanah-Rata, el pueblo donde nos alojábamos, donde disfrutamos de una buena comida local en el T-Café.  Después de la paliza de la pateada y el diluvio que nos había caído encima, esa comida ya secos -me cambié la camiseta chorreante de sudor en el baño del restaurante- viendo llover junto a la ventana fue como estar en el paraíso.  Como Luis no podía más, se fue a dormir la siesta y yo me dirigí hacia la ruta #4 porque se suponía que se podía ver una cascada.

Cascada Parit
En fin... 'cascada'.  No sé desde qué altura se considera 'cascada' un vulgar salto de agua...  ¬_¬ Pero la verdad es que la ruta era muy chula y muy cómoda de hacer, sobre todo después de la ruta matutina... 

Nos reunimos para cenar con Leo y Eva, que estaban pasando su fin de semana romántico en la Lakehouse, una antigua mansión colonial inglesa a orillas del lago, purito caché...

Moi & Eva
Casi igual que nuestra cabaña de aluminio ¬_¬ Así que estuvimos disfrutando del calor de la chimenea y del famoso té hasta que llegó la hora de regresar a nuestro asentamiento.  Tenía encanto, por muy terrible que parezca, y lo disfrutamos como niños ^_^ Los desayunos por ejemplo eran buenísimos: bacon, huevos, tostadas... Y sabían aún mejor con la paz y el aire puro de las mañanas en las highlands.

A la mañana siguiente fuimos a las archi-famosas -al menos por aquí- plantaciones de té.  La verdad es que son espectaculares.  Breath-taking que dirían los gringos ;)

Plantaciones de té
Campos y campos de té que se extienden hasta el horizonte.  Una vez más, la muerte para conseguir llegar.  Carreteras de 1 carril pero de doble sentido... xD Me recordó al viaje del año pasado por Irlanda, cuando atravesamos en coche el Gap of Dunloe: pitando en cada curva para asegurarte de que no te arrolle nadie que venga en dirección contraria xDDD Pero, como en aquella ocasión, merece totalmente la pena ^_^

Antes de volver a casa, decidimos intentar la ruta #9 para ver la 'catarata' Robinson.  Esto sí era más una catarata, pero para llegar hasta allí era un camino de desnucamiento garantizado: una ascensión lo más vertical que es físicamente posible sin cuerdas, pisando barro, y mirando a ver dónde pones las manos para agarrarte y que no haya nada vivo... xDDD Eso sí, nuestra exploradora mantuvo la dignidad en todo momento! ;)

Leo & Eva
El regreso a la capital fue mucho más llevadero porque regresamos de día para intentar evitar los mega-atascos que se forman siempre en Kuala Lumpur, independientemente de día y hora.  Eso sí, paramos a comer en Tapah, lo cual fue uno de los peores errores de nuestras vidas: qué porquería de comida tuvimos que tragar en qué inmundo restaurante... Menos mal que las Oreo Double Stuff siempre están ahí para salvarnos ;D


2 comentarios:

  1. Así me gusta, que hagas un poquito de ejercicio, que de tanto comer te vas a poner fondón... Muy bonitas las fotos...

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  2. me encantan las fotos!!! la de las plantaciones de té es increíble!

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